A menudo realizamos cambios externos con la esperanza de cambiar de vida. Cambiamos de casa, de trabajo, de pareja, de amigos, de dieta, de estilo… y por un tiempo las cosas mejoran, pero la frustración y la insatisfacción no tardan en aparecer, y sin que nos demos cuenta vida vuelve a ser como antes. ¿te suena?
Con los cambios externos cambiamos de paisaje pero nuestra forma de mirar sigue siendo la misma. Para que se produzca un cambio de vida real, el cambio tiene que ocurrir en nuestro interior. Si nosotros cambiamos nuestra vida cambia.
El cambio empieza en ti
No podemos cambiar nada si no empezamos por cambiarnos a nosotros mismos. Hay que entender que nuestra vida es el resultado de nuestras propias acciones u omisiones. Es la suma de nuestras decisiones frente a cada suceso.
Las circunstancias externas pueden ser difíciles pero no son determinantes, en última instancia son nuestros pensamientos, es decir, aquello que nos decimos a nosotros mismos acerca de lo que ocurre lo que condiciona cómo reaccionamos a los obstáculos que encontramos por el camino.
El pensamiento está detrás de cada decisión. Somos lo que pensamos. Gracias a la neurociencia sabemos que nuestros pensamientos producen emociones, y en consecuencia nuestro discurso interno guarda una estrecha relación con nuestra calidad de vida. Resumiendo, «pensamientos de mierda = vida de mierda»
El cambio de vida real ocurre en nuestra mente. Sucede cuando entendemos que para tener resultados diferentes tenemos que hacer las cosas de un modo diferente. Tenemos que orientar nuestros pensamientos y acciones hacia la meta y evitar las dispersiones.
Todo empieza a cambiar cuando dejamos de buscar excusas y justificaciones y asumimos que si queremos ser felices, y tener una vida exitosa en aquello que nos propongamos nos lo tendremos que currar. ¿Preparado?
El plan maestro. Estableciendo la hoja de ruta del cambio
Como dijo Arthur Schopenhauer, “No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige”.
1º Paso: Define el punto de partida
Cambiar de vida no es fácil. Se puede, pero no es nada fácil. Requiere asumir responsabilidades, superar miedos, comprometerse, sacrificarse y sobre todo ser muy honestos con nosotros mismos a lo largo de todo el proceso. ¿Tú lo eres contigo?
¿Por qué quieres cambiar de vida? ¿Qué te falta ahora mismo para tener la vida de tus sueños? ¿Cuáles son las frustraciones que atormentan tu paz mental? ¿Qué te impide dar el paso? ¿Cuáles crees que han sido tus fallos? ¿Qué aspectos de tu carácter crees que debes cambiar para convertirte en la persona que deseas ser?
Evalúa cada aspecto de tu vida y descubre qué te está frenando, qué aspectos tienes que mejorar, qué habilidades tienes que desarrollar para cambiar o prosperar profesionalmente… en fin, la clave es conocer tus motivaciones reales, tus fortalezas y tus debilidades para trabajar directamente sobres las causas que te están anclando a una vida mediocre o insatisfactoria.
2º Paso: Define cómo será tu nuevo tú
Para una vida mejor tenemos que ser mejores, y no hay más. Si pensamos y hacemos lo mismo de siempre seguiremos obteniendo los resultados de siempre. ¡Toca cambiar! Define qué tipo de persona debes ser para alcanzar los resultados que pretendes alcanzar tanto en el ámbito personal como profesional.
Quiero compartir contigo algo que me ayudó mucho en este punto. Leyendo un libro de Stephen R. Covey “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” me encontré con un ejercicio muy interesante. Consistía en imaginarnos en un funeral. Nuestro propio funeral.
Imagínate que estás allí, en tu propio funeral, ¿Qué dirían de ti tus familiares y amigos cercanos? ¿Qué logros y éxitos podrían señalar? ¿Fuiste un ejemplo a seguir o a evitar? La reflexión te ayudará a decidir cómo quieres ser recordado, y en consecuencia te ayudará a darte cuenta de si la persona que eres ahora mismo encaja con la visión de la persona que quieres ser.
Te invito a reflexionar largo y tendido sobre esto, tal como lo he hecho yo. A mi me sirvió mucho, porque me ayudó a darme cuenta de que estaba muy lejos de ser la persona que quería ser, y lo más importante, me ayudó a darme cuenta de los aspectos que tenía que mejorar.
Sin un destino claro es muy difícil acertar el camino. Para lograr un cambio real debemos crear nuestro propio mapa de cambio, definiendo con claridad la meta y luego los pasos a seguir para alcanzar los objetivos.
3º Paso: Tomar acción
Desear un cambio no te va hacer cambiar de vida. No existe cambio sin acción. Es una ilusión creer que vamos a tener la vida que deseamos empleando el mínimo esfuerzo. Nuestros resultados son directamente proporcionales al empeño que ponemos en alcanzarlos. Poco esfuerzo = Pocos cambios.
No podemos cambiar de vida si seguimos actuando desde nuestra zona de confort. Hay que romper la inercia que nos lleva a permanecer pegados al sillón viendo Netflix para hacer aquello que sea necesario para promover un cambio real. Cambiar de vida implica mejorar nuestros hábitos y crear nuevas rutinas que nos ayuden a construir una nueva vida, ladrillo a ladrillo, como si de una construcción se tratara.
No hay que olvidar que todo en la vida es acción-reacción. Si queremos adelgazar de forma sana y efectiva tenemos que cambiar nuestra relación con la comida, mejorar nuestra alimentación y hacer ejercicio físico. Si queremos ganar más dinero tenemos que aumentar nuestro valor como profesional. Tenemos que ampliar nuestros conocimientos, aprender nuevas habilidades, crear nuevas relaciones y escalar a partir un plan concreto y definido.
Nuestras acciones, desde las más pequeñas a las importantes, todas ellas son potencialmente capaces de producir cambios en nuestra vida.
Haz lo que puedas, con lo que tengas y donde estés. Theodore Roosevelt
4º Paso: Mantener el foco y la motivación
El cambio es un proceso lento que requiere esfuerzo y un gran compromiso. Cuanto mayor el cambio más tiempo y esfuerzo requerirá.
Nuestras acciones nos darán resultados con el paso de los días, semanas y meses. No vamos a adelgazar 10 kilos en 1 mes ( no de forma sana), no vamos a resolver nuestra situación económica en pocas semanas, ni vamos a ser la persona que queremos ser de la noche a la mañana. El cambio real requiere tiempo, por eso es clave no dispersarse ni perder la motivación a lo largo del proceso. ¿Cómo? Con más acciones :-).
Cuida lo que ves, lo que lees y lo que escuchas. Bombardea tu mente con información relacionada con los cambios que te has propuesto. Lee libros y biografías de personas que han alcanzado lo que tú quieres. Los libros son una verdadera fuente de aprendizaje y te puede ayudar a mantener el foco y a mejorar cualquier aspecto que te propongas.
Relaciónate con personas afines a tu momento actual. Rodéate de gente que te apoya y te inspira a ser mejor. El objetivo es bombardear tu mente con contenido afín a tus metas para eliminar las resistencias y asegurar un crecimiento continuo.
5º Paso: Ser constante
En el terreno del crecimiento personal se habla mucho de cómo cambiar pero se habla muy poco de lo duro y lento que es todo el proceso de cambio. Hace falta una buena dosis de voluntad para mantenerse firme en el camino. Hace falta tener constancia, es decir, firmeza y perseverancia para mantener el foco en la meta a pesar de las distracciones y adversidades.
Cuando asumimos el compromiso de cambiar de vida embarcamos en un viaje muy ajetreado lleno de altibajos emocionales. Podemos pasar de esperanza a la desesperación en cuestión de segundos y es normal. Al principio todo va muy lento y no vemos los deseados cambios y eso puede ser desmotivante, pero hay que seguir.
La constancia es la virtud que te mantendrá en el camino, una vez fijados tus objetivos. Es la fuerza que te ayudará a no flaquear ante los los obstáculos internos y externos, y te permitirá alcanzar tus objetivos. Si te caes no pasa nada, te levantas y sigue avanzando hacia la meta. Sé constante y cambiarás tu vida.
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