¿Cómo puedes elegir la opción que te hará feliz si no te conoces? ¿Cómo puedes construir una vida a tu medida si no te conoces?
No se puede. Es imposible.
Es como ejercer la medicina sin ser médico. Te imaginas operar a corazón abierto sin tener los conocimientos para ello. El paciente la palma seguro.
Pues eso hacemos con nuestra vida. Queremos ser felices sin saber qué realmente nos hace felices, y la cagamos muchas veces por eso. Así vamos.
Pero afortunadamente el desconocimiento se soluciona con conocimiento, por eso estás aquí, ¿no?
5 preguntas poderosas de autoconocimiento
Antes de empezar con las preguntas quiero hacer un apunte importante:
Las preguntas traen respuestas pero para alcanzarlas tienes que abstraerte al máximo de lo que sueles pensar de ti mismo y adoptar una postura de observador neutral que busca entender, comprender y aprender.
El objetivo del cuestionario de autoconocimiento es la autorreflexión.
Para encontrar las respuestas que buscas tienes que indagar en ti y reflexionar acerca de tus pensamientos, emociones, creencias, miedos, habilidades, defectos, valores, principios, motivaciones, aspiraciones, talentos, propósitos, aspectos de tu identidad, etc.
Mirar hacia dentro no es fácil y a veces remueve cosas que nos hacen daño, pero es importante afrontar todo eso si quieres profundizar en ti.
Una cosa más, no tengas prisa en contestar.
Por ahora solo tienes poner atención en las preguntas que siguen, siéntelas, identifica su intención, observa hacia dónde te llevan y quédate tranquilo, las respuestas llegan, tal vez no ahora, pero llegan.
1. Si murieras hoy, ¿qué dirían de ti en tu funeral?
Imagina que estás allí, sentado en primera fila, escuchando lo que tus familiares y amigos dicen de ti. ¿Cómo crees que te recordarán?
Es muy poco probable que se acuerden de ti por tus diplomas, por la marca de tu coche, por lo que cuesta tu casa o por si tenías más o menos dinero en el banco.
Las personas importantes de tu vida no te van a recordar por las cosas del tener, sino por como eras, por tus ideas y tus valores, por tu risa y por esos pequeños detalles que te hacen único.
Te recordarán por lo que transmitías, por las cosas que hacías y por cómo las hacías.
Y si el panegírico lo tuvieras que escribir tú, ¿Qué dirías de ti mismo? ¿Fuiste la persona que querías ser? ¿Te gustaba tu vida? ¿Estabas haciendo realmente lo que querías o simplemente te conformabas?
¿Dirías que estabas en el grupo de los simpáticos o de los gruñones? ¿Eras de los que hablan mucho y hacen poco o más bien de los que hablan poco y hacen mucho? ¿Te sentías orgulloso del camino recorrido?
Curiosamente la muerte nos hace pensar en la vida.
Pensar en el final te ayudará a tomar consciencia de cómo estás viviendo tu vida y lo más importante, te permitirá identificar aquello que debes cambiar si quieres que las cosas sean distintas.
Esta pregunta es una invitación para reflexionar acerca de la persona que eres hoy. Más precisamente sobre la visión que tienes de ti mismo y la imagen que crees que los demás tienen de ti. ¿Encaja con lo que quieres?
2. ¿Cuáles son tus mayores debilidades y fortalezas?
Coge un boli y una libreta, es hora de hacer inventario. Piensa en tus cualidades, en las positivas y en las negativas. Sé honesto contigo mismo.
Qué te define más:
- ¿La autoconfianza o la inseguridad?
- ¿La paciencia o la impaciencia?
- ¿La flexibilidad o la inflexibilidad?
- ¿La perseverancia o la inconstancia?
- ¿La proactividad o la reactividad?
- ¿La motivación o la apatía?
- ¿La determinación o la indecisión?
- ¿La diligencia o la procrastinación?
- ¿La sociabilidad o la timidez?
- ¿El amor o la rabia?
Y la lista sigue…
Analiza cada una de las cualidades y defectos que identifiques en ti y reflexiona sobre el impacto positivo o negativo que pueden tener en tu vida, a corto y a largo plazo.
El objetivo de este inventario es ayudarte a crear una visión global de tus rasgos dominantes para que te conozcas mejor.
Al tomar consciencia de ellos podrás decidir cómo actuar para potenciar a unos y rebajar la influencia de otros.
Las fortalezas son aquellas cualidades, habilidades y actitudes positivas que te ayudan a ser mejor persona, mientras que las debilidades hacen todo lo contrario, te impulsan a ser una peor versión de ti mismo y en consecuencia te lleva a conseguir peores resultados en tu vida.
Afortunadamente ambos polos son flexibles y pueden ser trabajados. Puedes desarrollar nuevas habilidades y mejorar las que ya tienes, y también puedes “limar y pulir” aquellos defectos que te perjudican.
3. ¿Cómo quieres ser?
La persona que eres hoy, en gran parte, es fruto de la inconsciencia sin embargo, la persona que serás mañana puede ser muy distinta, si así lo deseas. Tienes que decidir cómo quieres ser.
Pero no caigas en el error de querer ser como la persona de turno que admiras. Se trata de definir cómo quieres ser a partir de lo que eres en esencia, es decir, a partir de tus defectos y tus virtudes.
Medita acerca del tipo de persona que quieres ser. Cómo quieres impactar en los demás y en el mundo, qué quieres transmitir, cómo quieres que te recuerden…
Crea una nueva imagen mental de ti, una con la que te sientas a gusto e identificado, una que te haga sentir pleno y orgulloso de ti mismo.
El proceso de autoconocimiento tiene mucho de investigación. Indaga en tu pasado, recuerda el niño que fuiste, ¿Cuál era tu juego favorito? ¿Qué querías ser de pequeño? ¿Qué asignaturas se te daban bien? ¿En qué situaciones solías brillar?
El objetivo de retroceder a tu infancia es descubrir las habilidades y aptitudes que expresabas a través de tus juegos para reconectar con intereses y habilidades olvidadas y que forman parte de ti.
Reinventarse pasa por permitir que emanen aspectos de tu personalidad olvidados u ocultos por miedo a que te juzguen o te critiquen.
4. ¿A qué te dedicarías si el dinero no fuera un problema?
¿Alguna vez te has parado a pensar en tus dones, destrezas y talentos innatos, es decir, en aquello que se te da bien de forma natural y que además disfrutas haciendo?
Todos nosotros poseemos una serie de habilidades que nos hacen destacar más en determinadas áreas que en otras, y en general estas habilidades suelen estar directamente relacionadas con nuestra vocación.
Hay personas que son muy elocuentes, a otros se les da bien programar, escribir, cocinar, bailar, maquillar, hacer pasteles o lo que sea. ¿Y a ti, qué se te da bien?
No pienses en ello desde la perspectiva de ganar dinero, piénsalo en términos de habilidad y disfrute.
Tomar consciencia de tus talentos y permitir que afloren, ya sea a través de tu trabajo o de tus hobby, te hará más feliz porque te hará que te sientas más realizado.
Para arrojar algo más de luz en este sentido piensa en…
- ¿Qué trabajo harías gratis si el dinero no fuera un problema?
- ¿Qué intereses o hobbies te hacen perder la noción del tiempo?
- ¿Cómo sería el trabajo de tus sueños?
El trabajo puede ser fuente de realización personal pero solo si te motiva lo que haces.
Se supone que pasamos un 30% de nuestra vida trabajando, no tiene sentido consumir todo este tiempo en algo que no te gusta.
La vida es corta pero da para mucho. Hay tiempo de sobra para prepararse y llevar a cabo unos cuantos cambios de rumbo a nivel profesional.
Requiere esfuerzo pero merece la pena. Tu realización personal y profesional está en juego.
5. ¿Cuál es tu actitud ante la vida?
Cómo ves el vaso, ¿medio lleno o medio vacío? ¿Esperas lo peor o lo mejor de la gente? ¿Eres de los que se queja por que llueve o de los que canta bajo la lluvia?
La actitud es tu manera de estar en el mundo. Es el modo cómo ves e interpretas las cosas que te pasan, y a su vez eso se refleja en tus comportamientos y acciones.
Desde el negativismo el foco siempre está en el problema. Con esta forma de enfocar las adversidades, lo más normal es asumir el rol de víctima y tener un discurso cargado de quejas y lamentaciones que no aportan soluciones a la situación.
Hasta la tontería más insignificante puede convertirse en un drama. Todo son problemas… La política, la sociedad, el despertador del vecino que suena demasiado alto, el jefe de turno, los compañeros de trabajo, el tráfico, la paloma que se posa en la barandilla…
En modo negativo vamos por la vida con el ceño fruncido, la mandíbula tensa y con el detector de fallos ajenos conectado. Nos convertimos en gruñones crónicos.
Por otro lado con una actitud positiva el ánimo que te mueve es el de superación. Desde el positivismo es más fácil afrontar las adversidades con esperanza y confianza porque tu foco está en las cosas que sí puedes hacer para solventar la situación, por lo que es mucho más probable que el desenlace sea favorable.
Ser más positivo hará que te sientas más confiado, animado, motivado y esperanzado. Sonreirás más e incluso serás más atractivo.
La actitud con la que afrontas las situaciones de tu día a día puede cambiar por completo tu experiencia de vida. Conseguir buenos resultados o malos resultados depende, en gran parte, de tu actitud.
La pregunta maestra siempre es la misma, ¿cómo estás siendo y cómo quieres ser?
Y hasta aquí este artículo. Te animo a seguir profundizando en ti, y si tienes alguna duda o quieres que te envíe más preguntas de autoconocimiento deja tu comentario. Me encantará leerte.
Un abrazo,
Marcia.
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