¿Cómo pensar en positivo? 7 Técnicas para pensar mejor

Pensar en positivo nos ayuda a sobrellevar las adversidades con una mejor actitud. No se trata de negar la realidad, si una situación es una big shit lo seguirá siendo, pensemos en positivo o no, sin embargo, la forma como afrontamos los problemas cambia radicalmente desde un tipo de pensamiento u otro, y en consecuencia nuestra experiencia de vida y resultados también cambian.

Ante un problema, desde la perspectiva del pensamiento positivo, el ánimo que nos mueve es de esperanza y motivación, mientras que desde el pensamiento negativo nos mueve la desesperanza y el desánimo. ¿Cuál de las dos formas de pensar crees que favorece un mejor resultado? No contestes todavía, sigue leyendo y luego saca tus propias conclusiones.

Algunos beneficios de pensar en positivo

¿Pensar en positivo atrae cosas positivas? Objetivamente hablando no, es decir, simplemente por pensar que mis problemas se van a solucionar, no va hacer que se solucionen, no obstante, adoptar una actitud positiva ante la vida, nos permite afrontar las adversidades con más energía y valentía.

Obviamente el pensamiento positivo debe ir acompañado de acción, cuyo impulso nace de la esperanza, ilusión, confianza y optimismo, que a su vez surgen por pensar en positivo. Es un proceso que se retroalimenta, llevándonos a un estado anímico u otro, en función del tipo de pensamientos que cultivamos.

Como dije al principio, ser una persona positiva no significa de negar la realidad, sino ser capaz de afrontarla con un estado de ánimo más favorable, para superar los infortunios y contratiempos de una manera más inteligente, para vivir mejor.

Ver el vaso medio lleno nos ayuda a no caer en el dramatismo y victimismo, a no tirar tirar la toalla y seguir adelante, a pesar de las dificultades aparentes. Esta actitud nos predispone a sacar lo mejor que llevamos dentro, y hay una explicación científica para ello.

Gracias a los estudios con resonancia funcional magnética se sabe que los pensamientos positivos generan sentimientos positivos que activan procesos fisiológicos que mejoran nuestra capacidad de reflexión, concentración, aprendizaje y superación.

También reduce los sentimientos de angustia, nos ayuda a ser más creativos, a tomar mejores decisiones y a vencer el pánico en los momentos de incertidumbre.

Cuando vivimos con una actitud positiva transmitimos una energía más ligera, somos más simpáticos, más amables, más tolerantes, sonreímos más e incluso estamos más guapos.

frases para pensar en positivo

7 Técnicas para pensar positivamente

Es bien cierto que, ni siempre es fácil mantenerse optimista y confiado. A veces la vida golpea fuerte, pone todo patas arriba, y nos derriba por knockout, y en estos momentos hablar de pensamiento positivo sienta como una patada en el estómago, pero la evidencia es la que es.

Centramos en lo que está mal, en lo que no funciona, en lo que no queremos para nuestra vida, no va hacer que nos sintamos mejor, todo lo contrario, y tampoco nos va ayudar a encontrar soluciones creativas para dar la vuelta a la tortilla, en cambio poner el foco en las oportunidades sí, por este motivo merece desarrollar una actitud positiva. ¿Es lo que deseas? Aquí tienes algunos ejercicios para pensar en positivo, o mejor dicho, para aprender a hacerlo, ya que esta capacidad requiere entreno ;-).

1. Buscar el lado bueno de las cosas

Resulta contraintuitivo pero, el modo como percibimos la realidad puede hacernos felices o infelices.

Por ejemplo, si solo te centras en lo negativo, y piensas que el mundo es un lugar hostil, tus pensamientos despertarán en ti emociones de miedo, angustia, rabia, inseguridad, desaliento, en fin, sentimientos que harán que te sientas mal, y eso es lo opuesto a lo que deseas, ¿verdad? Así que vale la pena cultivar una mirada un poco más optimista.

El objetivo de este ejercicio es entrenar la mente para encontrar lo bonito en lo feo, lo positivo en lo negativo, la oportunidad en medio de la adversidad, para pensar positivamente y tener esperanza en vez de desaliento.

2. Cambiar nuestros diálogos internos

Nuestra radiomente puede ser nuestro peor enemigo. De hecho, los bucles de pensamientos pesimistas y machacones pueden ser altamente estresantes, y eso, lejos de favorecer nuestro bienestar emocional, lo que hace es destrozarlo.

Es importante aprender a manejar nuestros diálogos internos, ¿Cómo? Tomando consciencia de ellos, observándolos y cuestionándolos, para reducir su fuerza y cambiarlos por otros diálogos que sean más empoderantes.

Por ejemplo, si cometes un error, en vez dar alas al automachaque lo que tienes que hacer es valorar la situación de forma objetiva, asumir tus errores y aprender de ellos, pero sin castigo ni recriminación. En vez de pensar «Soy torpe y siempre meto la pata», es mejor pensar «Me he equivocado muchas veces, pero a diferencia de lo que pasaba antes, ahora asumo mi parte de responsabilidad y aprendo de mis errores. No puedo cambiar el pasado pero soy perfectamente capaz de evitar que vuelvan a suceder en el futuro»

3. Calmar la mente

Para pensar de una manera más inteligente es conveniente aprender a calmar y aquietar la mente, ¿cómo? Introduciendo en nuestros hábitos diarios actividades que nos ayuden a relajarnos.

Cada uno debe encontrar su propia fórmula, por que cada persona es un mundo, y no todo sirve para todos. Pintar, nadar, correr, caminar por el bosque, hacer yoga, meditar… o lo que sea, siempre y cuando sea una actividad que nos ayude a relajarnos de forma activa.

Ver una serie en Netflix o mirar Twitter o Instagram no se incluye en esta lista, ya que estas acciones nos ponen en modo «piloto automático», y eso no es serenar la mente, sino «apagarla» temporalmente.

4. Disfrutar de las pequeñas cosas

Dicho de una manera sencilla, donde ponemos el foco ponemos el coco. Cuando centramos nuestra mirada en lo negativo somos incapaces de disfrutar lo positivo, porque nuestra mente nos muestra aquello que queremos ver.

Uno de los grandes desafíos de la vida es aprender a disfrutar las pequeñas cosas agradables del día a día. Una mañana soleada, un buen desayuno, las croquetas de tu madre, las charlas de sobremesa, la explosión de colores en primavera, jugar con tu gato…  en fin,  los pequeños placeres que dejamos de valorar porque no resultan tan llamativos y excitantes como unas vacaciones en Hawái.

¿Cómo entrenar esta capacidad? Poniendo atención en el presente, para disfrutar los momentos, sacarles jugo y aprovecharlos al máximo, al fin y al cabo, la nuestra vida es la suma de ellos.

5. Sonreír y ser amables con los demás

La sonrisa es poderosa. Cuando sonreímos nuestro cerebro libera unas moléculas llamadas neuropéptidos que nos ayudan a combatir el estrés, pero su función no se acaba aquí, cuando sonreímos también entran en juego otros neurotransmisores como las endorfinas que actúan como un analgésico suave, la dopamina que es considerada la hormona del placer y la serotonina que actúa como un antidepresivo natural.

La sonrisa y la risa son como una medicina, y se hace imprescindible para desarrollar una actitud más positiva. Y estarás pensado, todo esto está muy bien, pero cómo sonrío si lo único que me apetece es llorar, pues sonriendo, aunque que no te apetezca.

El cerebro no distingue entre una sonrisa falsa o una real, ya que el sonreír (de manera real o fingida) activamos una serie de músculos que activan el centro de recompensa de nuestro cerebro, lo hace que nos sintamos un poco mejor.

6. Alejarse de los pesimistas quejicas

Los estados anímicos son contagiosos, lo que significa que los estados de ánimo prevalecientes en nuestro círculo cercano va afectar el modo nos sentimos.

Si vivimos rodeados de personas negativas y pesimistas, que siempre están criticando y quejándose, terminaremos por adoptar su misma predisposición a poner el foco en lo malo. Estas personas son verdaderos vampiros energéticos, un rato con ellos es más que suficiente para echar por tierra cualquier mirada positiva.

Para desarrollar una actitud positiva es importante elegir muy bien con quién nos relacionamos. Hay personas que nos inspiran y «recargan» nuestro ánimo y esperanza, mientras que otras nos «descarga» por completo, en nuestras manos está el elegir bien con quién compartimos nuestro tiempo.

7. Escribir un diario de agradecimiento

Existen varios estudio que ponen en evidencia el impacto de la gratitud en nuestro bienestar psicológico. Al estudiar la actividad cerebral de las personas que se sienten agradecidas, los científicos descubrieron que esta emoción provoca la activación sincronizada en múltiples regiones cerebrales y neurotransmisores como la serotonina y dopamina, relacionados con el placer y bienestar. En este estudio se explica muy bien todo este proceso.

Uno de los ejercicios más potentes para cultivar esta capacidad es el diario de agradecimiento. Suena engorroso pero en realidad es simple, y te llevará menos de 5 minutos. Si quieres ponerlo en práctica, lo único que tienes que hacer es reflexionar unos minutos sobre tu día antes de acostarte.

Piensa en las cosas que has hecho a lo largo del día y apunta en le diario las 3 cosas que más te hayan gustado. No tiene que ser nada llamativo o especial, simplemente tienen que haberte hecho sentir bien. Puede ser ese nuevo libro que has empezado a leer, la amabilidad del camarero que te atendió esta mañana, o haber reencontrado un viejo amigo…

Este ejercicio. además de entrenar nuestra disposición para buscar el lado bueno de las cosas, también nos ayuda a sentirnos más satisfechos con nuestra vida, lo que nos ayudará a potenciar nuestra capacidad para pensar en positivo.

Las consecuencias del pensamiento negativo

Cuando nos dejamos arrastrar por los diálogos internos negativos, y damos vueltas y vueltas al problema en modo bucle, se pone en marcha una parte totalmente distinta del cerebro, la amígdala cerebral, que activa nuestros mecanismos de supervivencia cuyas reacciones pueden ser: huida, ataque o bloqueo, por lo que nuestra capacidad de respuesta se ve muy mermada.

En modo negativo pensamos con menos claridad y somos incapaces de ver más allá del problema. Nos dejamos arrastrar por cientos de pensamientos dañinos acerca de lo «mal que nos va todo». Además los pensamientos negativos hacen que aumente los niveles de cortisol en nuestro organismo, y el exceso de esta hormona está relacionado con problemas para conciliar el sueño, la falta de memoria, el aumento de la presión arterial, la bajada de las defensas y muchas otras consecuencias negativas para nuestro cuerpo y mente.

Cuando solo somos capaces de ver las cosas «feas y malas» de la vida nuestro mundo se convierte en un lugar «feo y malo», y en consecuencia nos sentiremos más irritables, mal humorados, enfadados…

Ahora bien, eso no significa que hay que pensar en positivo siempre, sino que tenemos que aprender a gestionar los pensamientos, para ser capaces de neutralizar los efectos negativos de dichos pensamientos, sobre todo cuando se convierte en nuestra forma común de pensar.

Pensar en positivo es una decisión

Aquello en lo que ponemos nuestra atención se hace real para nosotros, el modo como pensamos determina el modo cómo nos sentimos, por lo tanto, sí que tenemos elección, sí que podemos cambiar el modo como pensamos, para sentirnos mejor y cocrear una vida más plena y satisfactoria.

Ponerlo en práctica o no es una decisión. Nosotros elegimos ver el vaso medio vacío o medio lleno. ¿Cómo lo ves tu?


Fuentes:

Pensamiento positivo: detén el diálogo interno negativo para reducir el estrés | Sitio digital | Mayo Clinic
¡Sonríe y aguanta! La sonrisa facilita la recuperación del estrés | Estudio clínico | Association for Psychological Science
Las emociones se contagian | Artículo | El País

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