Los 5 hábitos que nos impiden avanzar

Gran parte de las cosas que hacemos en nuestro día a día son hábitos. Desde cepillarse los dientes a entrar bucles de pensamientos dañinos que pueden reducir nuestro bienestar.

Cuando hablamos de malos hábitos solemos pensar en hábitos poco saludables como por ejemplo comer mal, llevar una vida sedentaria, dormir poco o abusar del alcohol, y si bien es cierto, que estos hábitos pueden ser muy perjudiciales para nuestra salud física, existen otros hábitos que también pueden ser muy negativos y contraproducentes para nuestra salud psicológica y emocional.

¿Alguna vez te has parado a pensar en el tipo de pensamientos que s Los malos hábitos de pensamientos también pueden ser muy negativos y contraproducentes para nuestra psicológica y emocional. Nos anclan en lo peor de cada situación, limitan nuestras posibilidades y literalmente nos impiden avanzar.

 ¿Qué son los hábitos de pensamiento?

De modo genérico, los hábitos pueden definirse como una conducta que se repite de forma sistemática para «simplificar» nuestro día a día. Puede ser una conducta o un pensamiento que a fuerza de la repetición se instauran en nuestras rutinas mentales, por este motivo podemos llevar a cabo una gran cantidad de acciones rutinarias de manera automatizada.

Muchas de nuestras acciones diarias son hábitos. Cepillar los dientes, ducharse, ponerse los zapatos, preparar el café, encender el televisor al llegar a casa, y muchas otras rutinas que realizamos habitualmente se ejecutan de manera inconsciente.

También son hábitos algunos patrones de pensamientos que se repiten para simplificar la adquisición de la información que obtenemos del exterior y facilitar la toma de decisiones.

Por ejemplo, cuando «etiquetamos» una persona basados en estereotipos tiramos de malos hábitos de pensamientos, porque sacamos conclusiones precipitadas basados únicamente en «ideas preconcebidas» que nos ayudan a «clasificar» sin necesidad de tomarnos la molestia de conocer.

En mayor o menor grado, todos somos conscientes de que alimentarse mal, llevar una vida sedentaria o gastar más de la cuenta son malos hábitos, pero no somos tan conscientes de los problemas asociados a los  malos hábitos de pensamientos.

De hecho, ni siquiera solemos tenemos identificados. A menos a mi me pasó

Los malos hábitos de pensamiento también son muy perjudiciales, aunque no se hable mucho de ellos. Son 5 y están perfectamente integrados en nuestro día a día. Yo los conozco muy bien porque son viejos conocidos míos, a ver si te suena alguno:

Excusas y justificaciones

Sí, poner excusas siempre también es un hábito, la tónica general del estancamiento. «Ahora no tengo tiempo», «No tengo dinero», «Nos es el mejor momento», «Ya soy muy mayor para esto», «El lunes empiezo», «Lo haré cuando…» ¿Te suena alguna de estas excusas?

El sentimiento de estancamiento y desidia, ya sea a nivel económico, profesional o personal, es un síntoma común de este mal hábito. Como siempre ponemos una excusa para no hacer nada nuevo, ni promover cambios reales al final no quedamos atrapados en nuestra zona de confort, aun cuando esta no es muy acogedora.

El modo de romper con las excusas es detectándolas. Crea una lista de cosas que siempre dices que quiere hacer, y detecta las excusas que sueles utilizas para no llevarlas a cabo.  También debes pregúntate, respecto a cada cosa de la lista:

  • ¿Si realmente quieres que pase eso que deseas?
  • ¿Si estás dispuesto a pagar el precio para alcanzarlo?
  • ¿Cuál es el paso más pequeño que puedes dar para empezar a caminar hacia el objetivo?

Si realmente lo deseas deja de lado las excusas y busca la forma de empezar a orientar tus pasos en la dirección que lleva a donde quieres. Empieza poco a poco, busca inspiración, carga tu motivación y actúa.

“El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora”. Proverbio Chino.

Las justificaciones

Al igual que las excusas, utilizamos las justificaciones para autoconvencernos y convencer a los demás de que no tenemos «culpa o responsabilidad» en el curso de los acontecimientos o resultados.

Por ejemplo,  porque él

Justificamos nuestros actos cuando no queremos quedar mal. o cuando tememos ser señalados y criticados,  por los demás y por ello recurrimos a un montón de pretextos para justificar aquello que no ha salido tal y como habíamos previsto.

.   en a los demás de aquello que  A menudo pasa que, LA mayoría de las veces aducimos nuestras circunstancias a factores externos que en realidad no son los «culpables» de nuestros resultados.

justificamos nuestros actos, cuando buscamos justifi intentamos justificar los resultados buscando razones y motivos en factores externos, ajenos a nuestro control. No queremos quedar mal. Tememos equivocarnos, ser señalados y criticados por los demás y por ello recurrimos a un montón de pretextos para justificar aquello que no ha salido tal y como habíamos previsto.

Las justificaciones se convierten en un mal hábito cuando las usamos para evitar nuestra propia responsabilidad en los resultados obtenidos. Las justificaciones van de la mano de las excusas y se convierten en una «enfermedad» nos atrapan en un bucle sin sentido que nos imposibilita asumir el control de nuestra vida.

Ojo, eso no quiere decir que no tengan peso, claro que si. Pero los problemas y circunstancias desfavorables van existir siempre. Es nuestra responsabilidad aprender a buscar las soluciones adecuadas y encontrar las vías de sortear los contratiempos que nos van surdiendo.

LAS QUEJAS

Vivimos en un mundo donde las quejas forman parte de nuestro día a día. Nos quejamos del frío, del calor, por el tráfico, por el gobierno, de la crisis, de la colas en las cajas de los supermercados… ¿No me crees? Empieza a fijarte en la cantidad de veces que te quejas en tu día a día.

Las quejas ocasionales no son verdaderamente el problema. De hecho, en ocasiones incluso pueden servir como una vía de escape, pero el problema surge cuando las quejas se convierten en un mal hábito.

El gran problema de las quejas es que son inútiles. No aportan nada a la solución del problema y encima nos llevan a poner el foco en lo negativo, en lo que no funciona.

Las quejas reducen nuestro nivel de vitalidad y nos impiden avanzar. De hecho, en a mayoría de las veces, cuando nos quejamos nos ponemos en una posición de víctima. Actuamos como si no pudiéramos hacer nada para cambiar la situación, cuando en la gran mayoría de las veces no es así.

EL PESIMISMO | Ver el vaso medio vacío no aporta ningún beneficio

El pesimismo deforma la visión que tenemos de la vida. Si cultivamos una mirada negativa, convertimos el pesimismo en un mal hábito que condiciona nuestra forma de afrontar las situaciones. El pesimismo nos lleva a ponernos siempre en lo peor. Nos induce a estar mal, desanimados, desmotivados… a esperar siempre que algo malo ocurra.

Nuestras actitudes, pensamientos y hábitos influyen poderosamente en todo lo que hacemos. Si un deportista que entra en el terrero de juego creyendo que no tiene posibilidades de ganar, efectivamente va perder. Un autónomo que monta una empresa creyendo que le va ir mal, efectivamente le va ir mal.

El pesimismo es un hábito inútil que nos lleva a jugar a la defensiva, y no jugar para ganar.

LA PROCRASTINACIÓN | El mal hábito que nos hace postergar todo, incluso nuestras posibilidades de éxito

Aplazar una y otra vez los asuntos pendientes, dejar para mañana aquellas acciones que nos pueden acercar un poquito al objetivo es un hábito muy negativo que tiene un coste muy elevado.

Procrastinar nos induce a no realizar aquellas tareas que sabemos perfectamente que son necesarias e importantes. El gran problema de la procrastinación es que genera estrés, afecta nuestra autoestima y nos impide dar los pasos necesarios para conseguir aquello que nos proponemos.

Hemos de ser conscientes de que no existe logros sin esfuerzo, no existe mejoras sin acción, y para ello necesitamos si o si ejercitar nuestra capacidad disciplina y compromiso, sin dejar para mañana lo que debemos hacer hoy.

Avanzar implicar generar un movimiento hacia alguna dirección. Los malos hábitos generan una especie de resistencia que nos impide o dificulta este movimiento, por eso debemos eliminarlos de nuestro día a día.

Deja tu comentario