A menudo asociamos tener más con sentirnos más exitosos, y por ende más satisfechos con nuestra vida, pero, ¿eso es así? ¿Crees que por tener más nos sentimos más satisfechos? ¿Cuánto te dura la satisfacción de estrenar unos pantalones, un nuevo móvil o una máquina para hacer pasta a mano?
Los inputs publicitarios que recibimos cada día nos dicen, «Con este nuevo coche tendrás más…» «Con esta nueva crema serás más…» «Este año no puede faltar en tu armario…» «La deportivas que todas las famosas…» La premisa detrás de anuncio siempre es la misma, «te hará sentir / ser / vivir / mejor» y como deseamos eso, nos lo creemos.
Esta forma de vivir mantiene la «rueda» del consumo siempre girando, alimentando la búsqueda de satisfacción personal en la adquisición de «cosas». Con ello no digo que tener «cosas» está mal, no, todo lo contrario, tener cosas está bien, pero creo que es un gran error buscar la realización personal a través de ellas.
El estilo de vida minimalista comienza, en mayoría de los casos, como una disconformidad hacia el consumismo, pero poco a poco se convierte en una forma de vida que busca eliminar el exceso, para hacer espacio para lo importante.
Empezamos reduciendo el consumo y terminamos por deshacernos de todo lo innecesario, todo lo que no aporta ni importa.
Si quieres adentrarte en el estilo de vida minimalista, ¡Buena lectura! 😉
¿Qué es una vida minimalista?
El minimalismo como estilo de vida implica vivir con menos, gastar menos y necesitar menos. El sentido detrás de esta forma de vida se encuentra en el deseo de gozar de una vida más sencilla y ordenada, más presente y más satisfactoria.
No se trata de poder guardar todas nuestras posesiones en una caja, ni de vivir en un espacio totalmente despejado, con solo lo esencial, pero si que conlleva reducir y eliminar, en los distintos ámbitos de nuestra vida, todo lo innecesario y sobrante.
Por ejemplo, los cachivaches de cocina que nunca utilizamos, los libros que no leemos, los juegos de mesa que nunca jugamos, los regalos que no usamos, etc.
Esa «limpieza» también se aplica a las relaciones, ya sean familiares, afectivas o de amistad. Cuando existe conexión, intimidad, afinidad y respeto la relación nos sentimos bien. Las buenas relaciones suplen nuestras necesidades de cercanía, protección y pertenencia, mientras que las relaciones insanas, tóxicas y por compromiso nos hacen sentir mal, y eso no es lo que queremos. ¿verdad?
La idea es que, al igual que nos deshacemos de los cacharros inútiles, también debemos cortar los vínculos con aquellas personas que no aportan nada a nuestra experiencia vital.
Adoptar esta forma de vida requiere un gran trabajo de introspección y reevaluación de todo, el modo como pensamos, nuestras creencias, nuestros hábitos de consumo y hábitos diarios, apegos, adicciones, relaciones, etc. Solamente si nos conocemos en profundidad seremos capaces de eliminar todo lo accesorio para disfrutar de las cosas verdaderamente importantes.
Beneficios del minimalismo en la vida diaria
Esta manera de vivir es una alternativa que puede ser muy beneficiosa individualmente y globalmente, ya que supone una reducción del consumo innecesario y desmedido, lo que se traduce en gastar menos y ahorrar más.
Aplicado a gran escala esta forma de vida tendría un impacto brutal en el medio ambiente. Ya lo sé, suena a utopía, pero sea como sea, el minimalismo resulta ser un estilo de vida más ecológico y sostenible.
El minimalismo en casa nos ayuda a tener más espacio libre, orden y armonía. A lo largo de los años acumulamos un montón de cosas que ya ni siquiera nos gustan, cosas que nunca utilizamos y que solo sirven para ocupar espacio y acumular polvo.
Pues todas estas «cosas» son innecesarias y deshacernos de ellas nos ayuda a liberar espacio, a reducir la cacofonía visual, a favorecer la limpieza y el orden en el hogar. Además, los espacios despejados y ordenados, libres de adornos innecesarios beneficia la creatividad y la concentración. Y por si fuera poco, son más fáciles de limpiar, y eso significa más tiempo libre.
Cuando dejamos de buscar la satisfacción personal en el exterior, cambiamos nuestro foco de atención, dejamos de mirar fuera y empezamos a mirar hacia dentro.
Reflexionar sobre nuestro modo de vida nos lleva a profundizar en nosotros mismos, y a reconectar con nuestros valores e principios, para descubrir cómo somos y qué necesitamos para ser felices. Esa claridad nos permite centrarnos en lo que es importante, y eso incrementa nuestro sentimiento de valía y satisfacción.
¿Cómo empezar a vivir un estilo de vida minimalista?
Si el estilo de vida minimalista te llama la atención, y quieres aplicarlo a tu vida pero no sabes por donde empezar, aquí van algunos tips:
Consumo consciente
La reducción del consumo es una característica clave de esta manera de vivir, por eso es importante tomar conciencia de tus hábitos de consumo. ¿Qué cosas soles comprar? ¿Son útiles, las utilizas a menudo? ¿Normalmente compras lo que necesitas o compras por impulso?
El consumo consciente nos invita a no caer en la trampa del marketing. Se trata de evitar las compras caprichosas e impulsivas, reducir el consumo, aprovechar más lo que ya tenemos, reciclar. Las preguntas clave antes de cualquier compra son, ¿Por qué lo quiero? ¿Realmente lo necesito? ¿Cuánto uso le voy a dar?
Más calidad, menos cantidad
En general, el estilo de vida minimalista se centra en la calidad, no en la cantidad. Es cierto que los productos de buena calidad suelen tener un precio más alto, pero eso suele ir ligado a más utilidad, comodidad y una mayor vida útil, lo que evita tener que sustituirlos por otros con mucha frecuencia.
Se trata de consumir menos, eligiendo «cosas» de más calidad, que impacten positivamente en nuestra calidad de vida y que duren mucho. Es mejor gastar 100 euros en unos zapatos cómodos y resistentes, que te duren más de 5 años, que comprar unos que te cuesten 20 euros, pero que sean incómodos y te duren poco.
Un hogar despejado
Una casa desordenada hace que nos sintamos incómodos, irritados y más ocupados. En un ambiente caótico y recargado falta espacio, nunca encontramos lo que buscamos y todo siempre parece estar patas arriba.
Otra característica clave del minimalismos es el espacio y el orden, que pasa por la eliminación de todo lo innecesario. Empieza por tus armarios, regala toda la ropa y zapatos que no utilizas, ordena los cajones, despeja las estanterías y elimina todo que no utilizas. Haz lo mismo en el salón, en la cocina, en el baño y demás estancias de tu hogar. Eso también se aplica al espacio de trabajo y al coche.
Una agenda despejada
Tanto en nuestra vida laboral, como personal, el exceso de tareas y compromisos sociales son factores estresantes que pueden generarnos agotamiento físico y mental, angustia e irritabilidad.
Sobrecargarnos de tareas y actividades sociales agotan nuestra energía y creatividad, por este motivo necesitamos tiempo para descansar, tiempo para no hacer nada de nada, tiempo para nosotros mismos.
Tenemos que aprender a organizar nuestra agenda priorizando aquello que es necesario y que aporta, todo lo demás, fuera, para tener tiempo para hacer aquello que no hacemos por falta de tiempo.
Minimalismo digital
¿Cuánto tiempo pasas enganchado al móvil? WhatsApp, Youtube, TiK Tok, Instagram o cualquier otra aplicación de turno son fuentes inagotables de entretenimiento, y eso puede llevarnos a pasar muchas horas delante de la pantalla.
El uso disfuncional de los dispositivos móviles puede causar dependencia, lo que nos lleva a revisar el móvil a cada pocos minutos o pasar horas enganchado, y eso tiene un efecto negativo en nuestros niveles de concentración y productividad.
También puede deteriorar la calidad de nuestras las interacciones personales, y por dependiendo del tipo de contenidos que consumimos, e incluso puede llevarnos a vivir una vida basada en las apariencias.
El minimalismo digital implica hacer un uso consciente del móvil, lo que incluye minimizar los likes, silenciar los grupos que solo comparten chorradas, desconectar las alertas y notificaciones, reducir los mensajes de texto, volver a las llamadas de voz y al café mirando a los ojos, sin pantalla de por medio, etc.
Una vida frugal
La frugalidad y el minimalismo van de la mano. La vida frugal consiste en vivir con sentido, dentro de nuestras posibilidades, valorando las cosas que tenemos.
Esta forma de vivir es una invitación a ser prudentes, ahorrativos y económicos en el uso de los recursos consumibles, para evitar el desperdicio, el derroche y la extravagancia.
La clave es aprender a ser feliz con con lo que tenemos, en palabras de Gerardo Schmedling. “Una persona de éxito es capaz de ser feliz con lo que tiene, y siempre tiene lo necesario para ser feliz”.
¿Minimalismo para una vida con sentido?
No lo sé. Existen muchos estilos de vida, y cada uno elije el que mejor le satisfaga, eso sí, que el estilo elegido efectivamente nos haga sentir bien.
El modo como nos sentimos con nosotros mismos y con nuestra vida es la «brújula» que nos indica si vamos por buen camino o no. Si estamos bien, genial, no hay nada que cambiar, pero si vivimos con un nudo en el estómago, estresados y agobiados, tal vez el camino sea otro.
No sé si el minimalismo es para ti, solo tú puedes averiguarlo a través de tu propia experiencia. Yo te animo a probarlos, pero la decisión es tuya. 🙂
Deja tu comentario