Creencias limitantes, qué son y cómo detectarlas

Como dijo Henry Ford, «Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto», dicho de otro modo, las creencias que tenemos acerca de nuestras capacidades determinan muchos de los éxitos y los fracasos de nuestra la vida.

Algunas creencias empoderan, otras limitan profundamente nuestras capacidades y habilidades, haciendo que actuemos muy por debajo de nuestro potencial.

Nuestras creencias limitantes son responsables de muchas de las malas decisiones que hemos tomado, y de muchas oportunidades perdidas y de sueños abandonados en el cajón. Es un tema serio, o al menos a mi me lo parece. ¿Qué crees tú?

Pero, qué son las creencias limitantes

Las creencias limitantes son las etiquetas que nos ponemos, son las historias que nos contamos sobre quiénes somos.

De acuerdo con la R.A.E «creencia» viene de creer y se define como un firme asentimiento y conformidad con algo.

Este «algo» es una opinión firmemente sostenida, una creencia que aceptamos como verdadera sin comprobar si efectivamente lo es. Las aceptamos como válidas sin cuestionar.

Por ejemplo, si tienes la creencia de que eres torpe, esta creencia se convierte en tu verdad, entonces tu mente le dice a tu cuerpo que eres torpe, y tu cuerpo responde con torpeza, y esta respuesta a su vez refuerza la creencia de que eres torpe. Es la pescadilla que se muerde la cola, la profecía autocumplida.

Estas «etiquetas» limitan nuestras capacidades y habilidades, y nos impiden convertirnos en quienes estamos destinados a ser, ni mejor ni peor que nadie, pero si nuestra mejor versión.

Las creencias autolimitantes suelen actuar a nivel subconsciente, de modo que muchas veces ni siquiera sabemos que están ahí. Son verdades asumidas, afirmaciones subjetivas sobre nosotros mismos, moldeadas a partir de nuestras experiencias a lo largo de la vida.

Las cosas que nos decían nuestros padres y entorno cercano, de forma verbal o no verbal, tienen mucho que ver en nuestras creencias de base, sobre las cuales hemos ido creando muchas otras.

Resulta curioso pero, normalmente dichas creencias se forman en respuesta a experiencias dolorosas, para protegernos del dolor futuro. A partir de dichas experiencias creamos nuestra propia generalización, a menudo sesgada, sobre la vida, y eso se convierte en nuestra verdad.

Por ejemplo, imagina un niño al que le encanta dibujar. El niño dibuja, y se los enseña todo feliz a su padre. ¿Qué hace el padre? Depende, el padre del ejemplo los mira sin prestar mucha atención y dice, «ay hijo mío, el dibujo no es lo tuyo». ¿Qué pasará? Lo más probable es que el niño absorba la creencia de que no tiene talento, al fin de al cabo, se lo dice su padre, el que lo sabe todo.

A veces las creencias se forman por experiencias sutiles, sin necesidad de usar las palabras. Imagina a dos hermanas, una es muy bella y la otra no tanto, a la primera todos alaban su belleza, y a la segunda siempre alaban sus dibujos, nadie le dice que es fea, pero ella adquiere la creencia de que de que sí, porque a ella nadie le dice que es guapa.

Las creencias autolimitantes se crean a partir de lo que nos dicen nuestros padres familiares, profesores, amigos y entorno cercano, o en función de cómo interpretamos las cosas que nos pasan, o de cómo percibimos el entorno, etc.

Son nuestros peores enemigos, y son invisibles, ¿a que asusta un poquito? Pero Don’t panic, podemos «combatirlas», más adelante te lo cuento.

cambiar creencias limitantes

Todos nosotros desarrollamos este tipo de creencias, algunos más, otros menos, pero todos traemos en la «mochila» ideas conscientes e inconscientes que condicionan nuestra vida.

Algunos ejemplos de creencias limitantes:

  • Soy demasiado viejo para…
  • No soy creativo
  • No tengo habilidades
  • No soy lo suficientemente bueno para…
  • Soy incapaz de…
  • No merezco…
  • No valgo para…
  • Soy un negado en…
  • Para mi es imposible…
  • No estoy hecho para…
  • Nunca encontraré mi…
  • No está bien hacer…

¿Te identificas con alguna? Tal y como podemos ver, la estructura inicial de las creencias son de base, muy bloqueantes, como su propio nombre indica, nos limitan, y mucho.

¿Cómo detectar las creencias limitantes?

Detectar los pensamientos autolimitantes puede ser un gran reto de superación personal, porque implica afrontar y superar ideas erróneas,  inseguridades, miedos y traumas, ahora bien, el esfuerzo merece la pena. Al liberarnos de ellos dejamos de ponernos límites y, simplemente exploramos para ver hasta dónde podemos llegar.

Y estarás pensando, de acuerdo, pero ¿Cómo puedo detectar mis creencias limitantes? Investigando en ti mismo, reflexionando, observándote, siendo consciente de tus diálogos internos, y de las excusas que utilizas en tu día a día.

Es un ejercicio de introspección que requiere una buena dosis de honestidad. Tenemos que ser capaces de asumir todo eso que nos limita, mirar de frente el problema para solucionarlo.

Existen algunas técnicas que pueden ayudarnos a identificar nuestras creencias limitadoras, como por ejemplo:

1. La libreta de Sherlock

Este ejercicio implica investigar y apuntar en una libreta, las creencias que tenemos en los diferentes ámbitos de la vida. Se trata de identificar las ideas que tenemos acerca de nosotros mismos, del dinero, del amor, de la amistad, de la salud física, del trabajo, etc.

Por ejemplo, ¿Qué piensas sobre tus habilidades para hablar en público, practicar deportes, liderar, pintar, ordenar tu habitación, montar en bicicleta, hacer croquetas o lo que sea, piensa en las cosas que no haces porque consideras que no eres bueno.

Investiga, reflexiona, apunta en la libreta algunas ideas clave, haz una lista con las creencias te que están frenando de alguna manera, luego cuestiónalas.

Pregúntate:

  1. ¿En que aspecto me limita esta creencia?
  2. ¿Qué impacto tiene en mi vida?
  3. ¿Qué me impide hacer?
  4. ¿Qué me impide conseguir?
  5. ¿Es cierta? ¿Tengo evidencias fehacientes que la corroboren?
  6. ¿Si hubiera dedicado tiempo a mejorar tal habilidad, podría hacerlo mejor?
  7. ¿Soy capaz de aprender?
  8. ¿Con qué nueva creencia empoderante la puedo sustituir?

El objetivo de este cuestionamiento es racionalizar la creencia, desmenuzarla, reducir su fuerza, y poco a poco neutralizarla.

2. Autoobservación

Otra forma de identificar nuestras convicciones es prestando atención a la forma cómo respondemos a las situaciones. Este ejercicio nos invita a convertirnos en espectadores, ojeadores que observan nuestros comportamientos, no para juzgar, sino para aprender, entender y transformar.

Por ejemplo, fíjate en las cosas que te dices cuando te equivocas en algo, observa tus enfados recurrentes, detecta tus luchas internas, los temores y miedos que se repiten en tu cabeza, toma consciencia de cómo te afectan, y te limitan.

Piensa en qué te impiden hacer, y cómo cambiaría el panorama si tuvieras la creencia contraria, una que en vez de limitarte te ayude a superarte.

¿Cómo cambiar las creencias limitantes por creencias potenciadoras?

Detectar, identificar, investigar, analizar y observar las acciones necesarias para descubrir cuales son las creencias que están manejando nuestra vida. Las que nos ayudan a ser mejores, y a gozar de una mejor calidad de vida, bienvenidas sean, no obstante, las que nos lastran, más nos vale cambiarlas por otras que nos impulsen, si queremos aprovechar todo nuestro potencial.

Aquí te dejo la forma que yo utilicé para detectar y cambiar varias de mis creencias:

1. Identifica los pensamientos autolimitantes

Ten en cuenta la lista de ejemplos de creencias autolimitantes del apartado de «La libreta de Sherlock» y sigue tirando del hilo, investiga, observa tus pensamientos, ¿de qué tipo son, de los que empoderan o de los que machaca el ánimo? Indaga y detecta las creencias que pueden estar frenándote. Identifica las situaciones en las que aparecen. ¿Cuál es el detonante? ¿Cuándo surgen estas ideas?

Al reconocer las creencias y sus detonantes construimos una autoconciencia que nos permite detectar más fácilmente los pensamientos y comportamientos cuando surgen, para evitar que condicionen negativamente nuestra vida.

2. Reflexiona sobre su origen

De la lista de creencias que hayas detectado, elige una o dos sobre las cuales centrarás tu foco de atención para cambiarlas. Reflexiona a fondo sobre cuál puede ser su origen. ¿Es por algo que te decían? ¿Surgen de una mala experiencia? ¿Qué hechos te vienen a la mente cuando piensas en la creencia cuestionada?

Al indagar en las causas profundas de nuestras creencias y cuestionarlas, somos capaces de racionalizar la situación, enfocarla desde otras perspectivas para resquebrajar sus cimientos de base. El objetivo de este ejercicio es darnos cuenta de que las «pruebas» que hemos utilizado para justificarlas son erróneas, limitadas o circunstanciales, dejando de ser verdades absolutas.

3. Detecta las situaciones en las que dichas creencias han demostrado ser incorrectas

Por ejemplo, si tienes la convicción de que no sabes hacer nada bien, reflexiona sobre todas las cosas que haces bien en tu día a día. A lo mejor se te da de miedo bailar, y preparas unas recetas de rechupete, y eres bueno ayudando a tus amigos o siempre llegas a la hora.

Para alimentar el pensamiento autolimitante tienes que poner el foco en las cosas que haces mal pero, si te das cuenta de que también hay muchas cosas que haces bien, pones en evidencia el pensamiento limitante y demuestras que son incorrectos, al menos en parte.

El objetivo es hacer una lista que con hechos que contradigan tus creencias. Se trata de buscar la acción contraria que demuestra que la certeza absoluta es falsa, para restablecer el equilibrio, ni tan bueno ni tan malo.

5. Explora qué nuevas creencias podrían sustituir los pensamientos autolimitantes

No sirve de nada desarmar la creencia si luego no la sustituimos por otra, porque entonces ahí se quedará «un hueco» al que puede acoplarse cualquier nueva ideal irracional, incluso variaciones del antiguo pensamiento autolimitante.

Para cambiar tus creencias, y realizar cambios realmente significativos en tu vida tienes que definir cuáles son las nuevas creencias que pueden ayudarte a ser la persona que deseas ser, y para ello tienes que preguntarte cómo quieres ser y qué tipo de comportamientos necesitas potenciar para ello.

La clave es responder a los viejos comportamientos y pensamientos con los nuevos. Volviendo al ejemplo anterior, cuando surja el pensamiento de que no sabes hacer nada bien, rebátelo con el nuevo pensamiento empoderante, y recuerda todo lo que sí haces bien.

Combate las creencias limitantes con las nuevas creencias empoderantes, repitiéndolas mentalmente cada vez que aparezca el pensamiento restrictivo, y así, poco a poco, lograrás sustituir unas por otras.

Por último, para completar este proceso de aprendizaje, es necesario practicar y reforzar estos comportamientos y pensamientos, a base de repetición y constancia, para integrar las nuevas creencias y convertirlas en nuevos hábitos de pensamientos. Te engañaría si dijera que es rápido, pero te aseguro que merece mucho la pena.

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