El efecto Halo: ¿Qué es y cómo influye en tu vida?

¡Hola! ¿Crees que la apariencia importa? ¿Ser atractivo abre puertas? Si crees que sí has acertado.

Pues resulta que solemos juzgar más positivamente a las personas atractivas, y hay una explicación para ello, el efecto halo, un sesgo cognitivo que condiciona el modo como juzgamos a los demás teniendo en cuenta sus rasgos físicos.

Es uno de los sesgos más estudiados en psicología, y puede tener un imparte importante en nuestra toma de decisiones. ¿Quieres saber más? Quédate conmigo 3 minutillos y te lo cuento ;-).

¿Qué es efecto halo?

Como te adelantaba antes, el efecto halo es un tipo de sesgo cognitivo que nos lleva a la confirmación por asociación, en otras palabras, consiste en sacar conclusiones a partir de una sola característica o cualidad.

Te pongo un ejemplo para que se entienda mejor, cuando conocemos a una persona guapa solemos atribuirle inconscientemente otras características positivas, como simpatía, inteligencia y otras virtudes. Por el contrario, si la persona nos parece fea solemos pensar que es poco interesante y aburrida.

Esta forma de interpretar se relaciona con el sesgo de confirmación, y hace que la percepción que tenemos de los demás se vea influenciada por una mera impresión que nada tienen que ver con su modo de ser real. En consecuencia, el efecto halo hace que saquemos conclusiones precipitadas y muchas veces erróneas a partir de una primera impresión.

El término efecto halo fue acuñado por el psicólogo Edward Thorndike 1920 a partir de un estudio sobre la percepción de los rasgos de carácter entre los hombres de las fuerzas armadas de los Estados Unidos.

El objetivo de Thorndike era estudiar la correlación entre la percepción de los diferentes rasgos personales, tanto físicos como psicológicos, lo que incluya tener en cuenta aspectos como la estatura, apariencia física, peso, voz, higiene personal, inteligencia, simpatía, responsabilidad, etc.

Su estudio demostró que las valoraciones altas de una cualidad concreta elevaba la media de las más, es decir, a partir de una valoración positiva se emitían otras valoraciones positivas de manera sistemática, y vice versa. Se demostró que las personas con mejor físico eran consideradas casi siempre más inteligentes y dignas de ocupar puestos de liderazgo.

El efecto halo actúa a nivel inconsciente y genera una distorsión que nos lleva a generalizaciones erróneas, ya que sacamos conclusiones teniendo en cuenta una sola característica, y eso es malo porque conduce a errores de juicio.

Un solo rasgo no es suficiente para valorar a una persona, por este motivo no conviene fiarse demasiado de las primeras impresiones. Antes de poner a nadie en un pedestal es mejor averiguar más en profundidad cómo es la persona en realidad.

Cómo el efecto halo afecta en la vida cotidiana

A primera vista este sesgo puede parecer inofensivo, pero no lo es. La distorsión que provoca puede tener consecuencias negativas en muchos ámbitos.

Por ejemplo, en la esfera educacional se ha constatado que los profesores suelen mostrar un trato preferente a los alumnos más guapos y/o aplicados, y eso puede ser muy perjudicial para los alumnos menos agraciados o con más dificultades para aprender.

Afortunadamente hoy en día muchas escuelas ya cuentan con estrategias orientadas a promover una valoración más neutral para evitar las consecuencias de este sesgo cognitivo.

El entorno laboral también se ve afectado por este sesgo, sobre todo en lo que se refiere a la contratación de personal. Por ejemplo, en una entrevista laboral una persona atractiva, que además cumple con los requisitos profesionales requeridos, tendrá más oportunidades de conseguir el puesto que una persona poco atractiva.

El efecto halo también afecta nuestra relaciones interpersonales. Cuando conocemos a gente nueva solemos sacar conclusiones basándonos solamente en un puñado de datos, como puede ser, su aspecto físico, profesión, nacionalidad, etc., y a partir de ahí sacamos nuestra primera «valoración».

Si es positiva nos esforzaremos por seguir conociendo a la persona, pero si no lo es, lo más probable es que ni siquiera nos molestemos en conocerla, y tal vez perderemos la oportunidad de conocer a alguien realmente valioso.

La política no está exenta de la influencia del efecto halo. De acuerdo con este prestigioso estudio los candidatos atractivos suelen llevarse más votos. ¿Sorprendente verdad?

Este sesgo cognitivo también tiene un impacto importante en nuestras decisiones de compra, y por ello se tiene muy en cuenta en las estrategias de marketing.

En las campañas publicitarias se utiliza el efecto halo para mejorar la imagen de los productos y crear una predisposición de compra en el cliente.

¿Por qué crees que las campañas publicitarias utilizan caras atractivas y conocidas? Ver a una  actriz guapa promocionando una crema antiedad nos induce a creer que la crema va funcionar, porque «asociamos» la belleza de la actriz con una mayor calidad del producto.

Podría seguir poniendo ejemplos, pero creo que queda bastante claro que este sesgo cognitivo no es inocuo, y puede afectar negativamente en muchos ámbitos de nuestra vida, pero dont´t panic ahora veremos que podemos hacer al respecto.

¿Cómo minimizar el efecto halo?

El efecto halo forma parte de nuestro pensamiento automático, intuitivo e inconsciente, y el modo de hacerle frente es a través pensamiento deliberativo y analítico, dicho de otra forma, para minimizar los efectos de este sesgo cognitivo tenemos que pensar de manera consciente.

El simple hecho de tomar consciencia de cómo actúa este sesgo nos puede ayudar a evitar su influencia. Sabiendo que solemos basar nuestras primeras impresiones en aspectos concretos, podemos evitar sacar conclusiones precipitadas.

Para ello podemos recabar más información, poner más atención en los detalles que solemos pasar por alto y solicitar una opinión externa. Todo eso nos puede ayudarnos a descubrir otros aspectos importantes a tener en cuenta.

Aumentar la tensión cognitiva también ayuda. Cuanta información recabemos y más ideas formulemos, más activo estará nuestro sistema de pensamiento analítico, lo que supondrá una reducción del efecto halo.

En defina no queda otra de autoanalizarnos. Para dejar de ser esclavos de nuestros sesgos cognitivos tenemos que aprender a reflexionar, es decir, a pensar y analizar con detenimiento acerca de nuestros pensamientos, decisiones y acciones, al fin y al cabo eso es lo que nos hace humanos.

Y hasta aquí este artículo. Espero haber arrojado algo más de luz acerca de nuestra programación de fábrica. Conocerla es importante para no ser esclavos de nuestros comportamientos inconscientes.

Un abrazo,

Marcia.

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