Hola! Tengo un par de preguntas para ti, ¿Quieres ser una mejor versión de ti, tanto a nivel personal como profesional? ¿Estás dispuesto a convertirte en tu propio coach? Si la respuesta es sí, te felicito.
Tal y como lo veo yo, el autocoaching es un ejercicio de responsabilidad personal, implica asumir el control de nuestros propios resultados, para convertirnos en «escritores» de nuestra propia historia. ¿Es lo que deseas? Entonces este post es para ti.
¿Qué es el autocoaching?
El autocoaching es el proceso en el que una persona utiliza diferentes métodos del coaching, una metodología de trabajo enfocada en el desarrollo personal y profesional, para mejorar nuestro rendimiento en las distintas áreas de nuestra vida.
En otras palabras, consiste en convertirnos en nuestro propio «entrenador personal».
Tener a un profesional (un coach) que nos acompañe a lo largo del proceso de coaching, para orientarnos en nuestro viaje de autoconocimiento y transformación personal, es sin duda la situación ideal pero, por los motivos que sean, ni siempre podemos contar con un profesional a nuestra disposición.
¿La alternativa? Convertirnos en coach (entrenador) y coachee ( la persona que hace el cambio) a la vez, y emplear los recursos del coaching para impulsarnos a alcanzar nuestras metas.
Podemos utilizar muchas de las herramientas que utilizan los profesionales para ayudarnos a tener más claridad sobre qué queremos conseguir, a dónde queremos ir, y lo más importante, ayudarnos a alcanzar los objetivos que nos proponemos.
Los 3 pilares del selfcoaching
Para convertirnos en buenos «entrenadores» es importante saber que esta estrategia de autosuperación se sustenta sobre 3 pilares fundamentales, la autoobservación, la neutralidad en los juicios y en actuar desde la consciencia, profundicemos mínimamente en ellos:
Autoobservación
Debemos cultivar la habilidad de observar nuestros pensamientos, emociones, reacciones, comportamientos, decisiones y acciones.
La autoobservación implica tomar consciencia de nosotros mismos, reflexionar acerca de lo que pensamos y sentimos, detectar nuestros valores, principios, virtudes y defectos.
Esta habilidad requiere un alto nivel de atención focalizada y autoconciencia, también requiere humildad, para aceptar aquello que no nos gusta, desgranar nuestras sombras, conocernos muy bien, en definitiva.
Siento decirte querido lector, que sin remover la mierda no hay una verdadera transformación.
Entrenar nuestra capacidad de autoobservación también nos permite manejar mejor nuestros pensamientos y emociones negativas, para evitar que nos atrapen, y a la vez ser capaces transformar los mensajes victimistas en mensajes empoderadores.
Neutralidad en los juicios
Observar con juicio es como mirar a través de un cristal sucio, vemos una realidad predefinida. Los juicios están basados en un montón de creencias erróneas y prejuicios, y a menudo son desencadenantes de las espirales de pensamientos negativos, dudas, miedos y rumiación.
Por lo tanto, cuando «practicamos» la autoobservación, no debemos juzgarnos. Este proceso no se basa en el juicio, sino en la aceptación, y la transformación.
La idea básica es, «ok, me pasa «eso», qué puedo hacer para solucionarlo? Y si no hay solución, «ok, no puedo cambiar la situación, qué puedo hacer para mejorarla?
No se trata de juzgar el pasado, sino transformar el futuro.
Como dice el refranero popular, «lo que está hecho, hecho está» No podemos hacer nada para cambiar el pasado, pero si podemos aprender de los errores, para crecer como persona, y también para evitar que se repitan.
La clave esta en observar con la máxima neutralidad posible, como si fuéramos alguien ajeno, un tercero no involucrado capaz de observar la situación desde varios puntos de vista, para determinar objetivamente en qué fallamos y qué podemos mejorar.
Acciones conscientes
El tercer pilar del self coaching es entrenar la habilidad de controlar nuestras reacciones automatizadas, para responder a las situaciones de manera más inteligente, más consciente, a fin de afrontar los retos y adversidades de la mejor manera posible.
En vez de reaccionar, es decir, en vez de actuar como autómatas, condicionados por nuestras creencias, podemos frenar el impulso, pensar, razonar, reflexionar acerca de lo qué sucede, para responder de manera consciente, y ser capaces de aprovechar lo mejor de cada situación.
Las estrategias de coaching nos ayudan a gestionar mejor nuestros «diálogo internos», y a cambiar el modo cómo afrontamos los sucesos, explorando las opciones incluidas en nuestro círculo de influencia, para aprovechar los recursos que tenemos a nuestra disposición.
Conviértete en tu propio coach: guía práctica
Sentadas las bases del proceso de autotransformación personal, es hora de pasar a la parte práctica de esta guía, cuya finalidad no es otra que ayudarte a dar tus primeros pasos en tu desarrollo personal.
No existe una única fórmula, sino tantas como personas, de modo que cada uno de nosotros debemos encontrar el mejor modo de «hablarnos y estimularnos» para sacar lo mejor que llevamos dentro, como un coach que ayuda a su coachee a superar sus propios límites.
No obstante, a continuación te hablaré de los pasos del modelo de coaching GROW, acrónimo de Goal, Reality, Options, Will, traducido: Objetivo, Realidad, Opciones y Voluntad.
Este modelo es uno de los más utilizados por los profesionales, por su sencillez y afectividad para conducir a los coachees a un resultado final definido a través de 4 etapas:
1. ¿A dónde quieres llegar? (Objetivo)
Cómo dijo Séneca, «No hay viento favorable para el que no sabe dónde va”. El proceso de coaching siempre empieza por definir los objetivos, determinar qué queremos conseguir.
El objetivo trata de visualizar el futuro, explorar el resultado final, para definir a dónde queremos llegar. Este ejercicio de visualización nos ayuda a dar una dirección a nuestras acciones, para diseñar una vida que nos llene en todos los sentidos.
Para alcanzar nuestros propósitos tenemos que establecer metas y objetivos claros y realistas, teniendo en cuenta nuestras circunstancias, y a demás, debemos asegurarnos de fijar objetivos SMART, es decir, específicos, medibles, alcanzables, realistas y limitados en el tiempo.
Algunas preguntas que pueden ayudarnos a definir nuestros objetivos:
- ¿Qué me gustaría conseguir?
- ¿Por qué es importante este resultado para mí?
- ¿Qué impacto tendrá el resultado esperado en mi vida?
- ¿Qué puede pasar en el peor de los casos?
- ¿Estoy dispuesto a correr el riesgo?
2. ¿A dónde estás? (Realidad)
La realidad trata de determinar el punto de partida. Este ejercicio de reflexión requiere que analicemos de forma objetiva, cómo de satisfechos nos sentimos en las distintas áreas de nuestra vida. Por ejemplo, ¿Te sientes realizado a nivel profesional? ¿Tus relaciones son nutritivas? ¿Cuidas tu salud?
Algunos ejercicios como la rueda de la vida son muy útiles para ayudarnos a identificar desequilibrios en los ámbitos más importantes, este desequilibrio suele ser la causa de nuestro malestar. Identificarlos nos permite trabajar de forma consciente sobre ellos.
El escollo más importante que vamos a encontrar en esta etapa son nuestros miedos e inseguridades, que a través de las dudas o escepticismo tirarán de nosotros para que abandonemos, antes mismo de empezar. 🙂
Nadie nos obliga a seguir. Si abandonamos no pasa nada, pero que sea una decisión consciente, y si decidimos seguir, se confirmará nuestra verdadera voluntad de avanzar.
Algunas preguntas que pueden ayudarnos a crear nuestro mapa de situación:
- ¿Dónde me encuentro en el camino hacia el objetivo?
- ¿Cuál es el mayor obstáculo que debo superar en este momento?
- ¿Qué recursos y apoyos puedo aprovechar?
- ¿Qué ha funcionado y no ha funcionado hasta ahora?
- ¿Qué aspectos hábitos y creencias debo superar para alcanzar los objetivos?
3. Explora tus alternativas (Opciones)
Después de determinar el punto de partida y llegada, tenemos que explorar las diferentes opciones a nuestra disposición, definir los caminos a seguir, determinar las acciones que nos van acercar a los objetivos.
Este paso nos reta ser creativos y ingeniosos, para detectar y aprovechar las oportunidades ocultas incluso en las adversidades. También nos invita a descubrir nuestras virtudes y talentos, para crear alternativas realistas y acordes a nuestra potencialidad.
Se trata de evaluar nuestras habilidades. Definir qué se nos da bien, en qué somos buenos, para sopesar las opciones teniendo en cuenta el tipo de persona que queremos ser y la vida que queremos tener.
La pregunta pilar en esta etapa es, ¿Qué puedo hacer para acercarme a mis objetivos? Siempre se puede hacer algo, incluso cuando no podemos hacer nada podemos elegir la actitud con la que hacemos frente al problema.
Listar las diferentes opciones nos permite expandir nuestro abanico de posibilidades, y ampliar nuestro rango de actuación. Las preguntas que pueden ayudarnos a profundizar en esta etapa son:
- ¿Qué más podría hacer?
- ¿Qué recursos intrínsecos y extrínsecos dispongo?
- ¿En qué soy bueno?
- ¿Qué obstáculos se interponen en mi camino?
- ¿Cómo puedo superarlos? Saltar, rodear, escarbar, romper…
- ¿Qué nuevas habilidades pueden ayudarme a conseguir lo que me propongo?
- ¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de cada opción?
- ¿Qué cosas debo priorizar para alcanzar mis objetivos?
- ¿De todas las opciones, cuáles acciones me motivan más?
- ¿A qué me dedicaría si el dinero no fuera un problema?
4. Pasa a la acción (Voluntad)
La última etapa del modelo GROW de coaching hace referencia a la voluntad, que se traduce en compromiso y acción. En esta etapa se define el seguir, a las acciones concretas que tenemos que llevar a cabo para alcanzar los objetivos establecidos.
Esta es la etapa más importante del proceso, ya que implica crear un plan de acción y ponerse en marcha. También implica comprometerse con cada objetivo y responsabilizarnos de nuestras acciones, para cumplir el plan.
Obviamente todo este proceso es más sencillo si contamos con el acompañamiento de un coach, para ayudarnos a seguir adelante cuando la motivación decae, no obstante, en el caso del self coaching tenemos que «tirar del carro» a base de foco, motivación y disciplina.
Algunas preguntas útiles para esta etapa del camino:
- ¿Cómo puedo poner en práctica las opciones seleccionadas?
- ¿Cuál sería el primer paso?
- ¿Qué acciones mínimas puedo realizar cada día para seguir avanzando?
- ¿En quién puedo apoyarme en los momentos difíciles?
- ¿Qué personas me inspiran a seguir adelante?
Autocoaching y autoconocimiento van de la mano
El autoconocimiento es la base de cualquier proceso de coaching. No podemos co-crear una vida coherente sin profundizar en nosotros mismos. Esto incluye la comprensión de nuestras creencias, sobre todo las que están bloqueando nuestro progreso.
Para sacar lo mejor que llevamos dentro, tenemos que conectar con nuestras fortalezas y virtudes, potenciarlas, e identificar nuestros peores defectos, para «trabajar» sobre ellos, neutralizarlos y/o transformarlos, para que no entorpezcan nuestros pasos.
Cuanto más en sintonía estamos con nuestra esencia, más posibilidades tendremos de expandir nuestros límites. El autoconocimiento nos aporta la flexibilidad mental necesaria para introducir cambios positivos en nuestra vida.
Profundizar en nosotros mismos es una de las cosas más transformadoras que podemos hacer, y es un paso fundamental para la efectividad del proceso de autocoaching.
No te voy a engañar, no es una tarea fácil y no se hace en dos días, pero con voluntad y ganas de mejorar, podemos convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos. Además, de cierto modo, todos somos coach y coachee a la vez, o es que nunca te has dado una charla motivadora en algún momento de tu vida?
Gracias por llegar hasta aquí. Deja tu comentario compartiendo tu punto de vista o experiencia. Me encantará leerte :-).
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